23 nov 2011

Guía práctica para conocer HOMBRES (Y no morir en el intento...)

Este post lo escribí hace mucho tiempo como regalo de cumpleaños para alguien. Lamentablemente, sigue vigente...


Claramente podemos notar que vivimos en un momento de la historia de la humanidad en la que es tarea más que difícil conseguir un hombre. Valga una aclaración: dije hombres, no portadores de pito, no son la misma cosa. Una travesti es una “mujer” portadora de pito. Un barrabrava es un portador de pito. Jacobo Winograd es portador de pito. Portar pito no convierte automáticamente al portador en HOMBRE. Ese título se obtiene en ardua pelea, o por mera suerte, pero de ninguna manera por llevar un colgajo grotesco entre las piernas. Por favor.
En siglos pasados, casaban a las mujeres con cualquier portador de pito que la pretendiera. Si había más de un pretendiente, los padres de la muchacha optaban por tomar como yerno a aquél que tuviera una o dos gallinas (o vacas, en los mejores casos) más que el otro. En estos casos, el fracaso de la errada elección era de la familia; había a quién odiar por cagarnos la vida. Mucho tiempo antes de eso, las mujeres cambiábamos de estado civil pero no de estado social: éramos las esclavas de la familia (padre y hermanos) y pasábamos a ser esposas/propiedad de esposo e hijos, y así generación tras generación: también en esta clase de matrimonio arreglado había a quién culpar, la mujeres no elegíamos con quién casarnos o compartir la vida. Muchísimos años más atrás, el matrimonio era simple: garrotazo en la cabeza, a la rastra de las mechas a la caverna y a procrear para perpetuar la especie se ha dicho. Hoy en día la humanidad ha evolucionado, y acá estamos... con tantas posibilidades para elegir y con tan pocas chances de encontrar un chivo expiatorio a quien endosarle la culpa de habernos casado/noviado con un espléndido pelotudo.
Ahora bien. Durante muchos años las mujeres vamos sobreviviendo, (picoteando diría) de acá y de allá, algunos picoteos duran más que otros, involucran más o menos sentimientos, más de una vez luego de una ruptura (y ya concluida la etapa del síndrome “Grecia Colmenares” del llanto y del “nunca-más-voy-a-encontrar-un-tipo-como-Él”) miramos de lejos al australopiteco con el que acabamos de cortar y pensamos “Dios mío, qué hacía yo con esa... cosa?
En otras ocasiones, MIENTRAS estamos compartiendo preciosos momentos de nuestra vida con una persona del sexo opuesto, la observamos detenidamente y podemos apreciar claramente y sin esfuerzo la procedencia de sus raíces genéticas... y pensamos: “a la mierda... la familia de este flaco quedó estancada en alguna etapa de la evolución entre el homo erectus y el homo sapiens”, mientras Él –al borde de las lágrimas- salta arriba del sofá con los puños cerrados y los brazos en alto al grito de “GOL, carajo, goooooooooolll!!!”
Visto y considerando que este tema da para muchísimas horas de debate y charla de mujeres heridas, vengativas y ponzoñosas, vamos a pasar a algo mucho mas práctico, útil y constructivo. Presento una breve guía, en la que encontraremos diversos tips para encarar la búsqueda del próximo homo sapiens-sapiens de la larga lista que fomentaremos a lo largo de nuestras vidas.


En busca del chongo ideal – Parte I: puntos no negociables

a). Quedan TERMINANTE Y ABSOLUTAMENTE descartados (y hasta prohibidos diría) los tipos:

 -Casados (el “estamos mal, me quiero separar”... “mi mujer es una yegua... ojalá te hubiera conocido antes”... “dame tiempo, es difícil, pero ya vamos a estar juntos vos y yo”) y etc. ES MENTIRA, SIEMPRE.
 -Juntados, en pareja, de novios, a punto de enviudar (las hijas de puta nunca terminan de morirse de una buena vez).

 Incluidos: los que tienen más de 30 y viven con los padres, los que hablan todo el tiempo de la madre o de la ex.
 Cualquiera de los ejemplares anteriormente nombrados viene
 con el combo extra de problemas y dolores de cabeza. Habiendo tanto pene suelto y simplón por la vida, vamos a enroscarnos con uno complicado?


b). Bajo ningún punto de vista se aceptan:

 -Los que nunca tienen un mango: (“uy, me olvidé la billetera”... “ando medio corto... me bancás?” “Sos un amor, después te lo devuelvo”...) No, no y NO!!
 -Los que como plan mas divertido alquilan una peli para ver en casa... y TODOS los fines de semana es el mismo plan.
 -Los alérgicos al trabajo.
 -Los adictos al trabajo.
 -Los adictos a mirar por tv TODO programa deportivo o partido que encuentren de: fútbol, rugby, tenis, tc2000, natación, paddle, basquet, fórmula uno, carrera de embolsados, mancha venenosa, etc. etc.
 -Los adictos a la pornografía.
 -Los adictos en general, así sea al helado (híper-obeso fofo en puerta, hay que mirar a futuro).
 -Los que se instalan en nuestra casa, nuestro cuarto y/o nuestra vida, manejándose como si fueran amos y señores indiscutibles de todo lo anteriormente mencionado.

c). Huyamos violentamente de:

 -Los que se sacan los mocos en nuestra presencia. Un moquito asomando es tolerable, pero si se está haciendo una lobotomía con la uña larga del dedo chiquito (que se deja larga con ese fin) es nauseabundo.
-Los que se rascan las bolas (o cualquier parte del cuerpo) y se huelen los dedos.
 -Los que no levantan la tapa del inodoro (y los que la levantan y no la vuelven a bajar).
 -Los que se enamoran perdidamente de nosotras en 15 minutos y sostienen su “amor” con promesas empalagosas.
 -Los que no tienen vida propia y se adhieren a la nuestra como una ameba desorientada.
 -Los que dependen emocionalmente y nos cuentan cada vez que pueden todos sus enormes e incomparables problemas. Peor aun si nunca tienen un minuto para escucharnos. Repitamos este mantra: “Si querés amame, idolatrame, besame, haceme el amor, casate, lo que quieras conmigo: pero el psicoanálisis... con la/el analista mi amor”.
 -Los celosos en demasía.
 -Los que no tienen una idea más o menos definida del rumbo que tomará su vida.

 Voy a tener la precaución de incluir ciertos portadores de pito que normalmente cualquier mujer rechazaría, pero a veces la soledad desespera y mal aconseja... así que por si acaso, NO a:
*Los que le huyen a la limpieza corporal.
*Los que le huyen a un poquito de mugrecita sana (Situación ejemplo: acaba de tener un prodigioso orgasmo gracias a nuestras dotes de sacerdotisa del amor y la lujuria... y salta corriendo despavorido de la cama al baño en pos de la higiene de su equipo... qué feeeeo, ni un mimito, un arrumaco...)
*Mal aliento. No chicas, aunque esté RE bueno. No.
*Mala apariencia general. “Los borceguíes no se usan más, nene”. Tratá.
*Los que se mean de risa con cosas como “5ta a fondo” a la voz de “uuhh, que grosos que son!”

 Escuchemos la voz de nuestras conciencias... una sabe cuándo el fulano es de dudosa procedencia. Que nos hagamos las boludas es otra cosa; en ese caso, metele que son pasteles... pero a bancarse la que venga.

En busca del chongo ideal –Parte II: puntos negociables

a). Es aceptable:

 -Que viva con los padres si está temporalmente desocupado o en transición entre un domicilio y otro.
 -Que juegue con la playstation, la compu o cualquier juego, moderadamente. Más de dos horas es vicio. Más de tres es un nene... o un inmaduro.
 -Que sea un poco desordenado. Pero si para encontrar una remera limpia necesita la ayuda de la policía científica... a descarte.
 -Que mire dibujitos en la tele. La preocupación debería surgir cuando su único tema de conversación sea Pikachu.
 -Que mire chicas (hembrones, bah) en TV. En revistas también. En la vida real también, pero nunca en nuestra presencia.
 -Que deteste a Arjona, Sanz, Montaner (la mayoría de los hombres los detestan, es clásico).


b). Le juega a favor:

 -Que tenga perro (o gato, o hámster, o una planta, un yuyo... allllgo con vida) y se note que lo quiere sinceramente.
 -Que recuerde cosas le fueron contadas al menos un mes atrás.
 -Que sea cool para vestirse y moverse por la vida. (Y que ninguna salte diciendo que la apariencia es lo de menos... de verdad saldrían con alguien que usa mocasines onda década del 60/70?)
 -Que tenga un proyecto medianamente definido de vida, pero que no sea su única actividad el alcanzarlo.
 -Que le gusten los chicos (los niños, quise decir. Si le gustan los “chicos”, cagamos fuego, a apuntar para otro lado)
 -Que no tenga un hermano que esté más bueno que él.
 -Que sea huérfano. Bueno, o al menos muy independiente de la madre. Pero MUY. O de última, que la madre sea muuuy piola... (Cómo era lo de la aguja en el pajar?)
 -Que tenga una casita o depto en algún lugar turístico.
 -Que no le moleste acariciarnos las piernas y demás zonas de catástrofe en ese momento difícil que se produce mientras el pelo es lo bastante largo como para que pinche, pero lo suficientemente corto como para no poder sacarlo.
 - Que baile. No hablo de un Julio Bocca, un Chayanne... con que siga medianamente el ritmo (y no baile cuarteto, chamamé y rock de la misma manera) ya tiene un poroto más a favor.


c). Es imprescindible

 -Que sea buen tipo. Buena persona. Valores chicas, valores. No, de esos no, valores espirituales y humanos, no de los que se pueden perder por un error de cálculos.
 - Que nos quiera aun en día de remera chingada y ojotas (no todos los días, a no achancharse).
 - Que entienda que el síndrome pre-menstrual es inevitable, inmanejable, y que es tan -o más- molesto para nosotras como para él.
 - Que esté dispuesto a levantarse a mitad de la noche a comprarnos un analgésico cuando nos duela algo.
 - Que nos quiera lo suficiente como para aceptar que cada persona es como es, como puede, como le sale... pero es así, y puede moderarse, medirse, pero no transformarse en algo que no es. Que nos quiera lo suficiente como para poder vivir con esas cosas que no le gustan de nosotras, teniendo en cuenta que tenemos muchas otras cosas que hicieron que nos quiera en una primera instancia. Que nos quiera lo suficiente como para seguir conociéndonos y tal vez empezar a enamorarse de la persona que de verdad somos en “la vida real”, después de la etapa de la conquista donde todo es perfectito, y si realmente es un buen tipo, nos quiera y lo queramos lo suficiente como para aprender de sus cosas buenas, y él de las nuestras. Que nos guste lo suficiente como para que -si todo sigue como en los cuentos de hadas-, cuando la pasión lujuriosa se haya esfumado, sintamos mucho placer de compartir charlas y rememorar viejas anécdotas juntos. Que nos quiera lo suficiente como para quererlo lo suficiente, y que después de mucho tiempo compartido, aún sintamos cosquillas en la panza cuando lo veamos, aunque sea de vez en cuando. Que nos quiera, nos respete, nos cuide, nos valore, nos extrañe, nos acompañe... lo suficiente, como para que todo el esfuerzo de hacer nacer y mantener con vida un amor, realmente valga la pena...

1 jun 2011

Dangerous toys

Ayer estuve paseando con un amigo muy querido por la avenida Santa Fe de esta hermosa y desquiciada Capital Federal. Entre los muchos lugares a los que entramos al pedo y los muchos negocios en los que nos metimos a tocar todo y no comprar nada, se encontró un local de la cadena "Apio verde" (nombre extraño para una juguetería...). Mientras curioseaba por las góndolas repletas de boludeces, descubrí con nostalgia las valijitas de "Juliana" que tan de moda estaban cuando yo era una niña. Y así, de golpe y sin anestesia, tuve una epifanía: parte de mi destino de adulta fue marcado por culpa de un capricho de mi padre... siempre le pedí que me regalara la valijita de "Juliana dentista", o la de "Juliana doctora/veterinaria/modelo/artista"... y papá me regaló "Juliana mamá".
Y la piba a los 18 años, pumba! embarazo no-deseado.
No se, vos fijate.

16 may 2011

Conexiones

Claro que hay mucha, muchísima gente que quiero, que me importa, que me toca por dentro, que no me da lo mismo si está o no... También hay muchísima gente que no me importa, que me pasa desapercibida por elección propia o por no conocer a dicha gente... Y también me pasa, a veces, que gente que no conozco (y que probablemente no voy a conocer nunca) me toca mucho, muchísimo por dentro. Uno de ellos es Yair, ya contaré su historia y cómo modificó mi vida), y el otro es Gustavo Cerati. Hay algo en esos ojos que me generan un torbellino de cosas en un lugar indefinido del pecho, ahí entre la emoción y la sensibilidad... Me resulta terriblemente sorprendente que la situación de este flaco me importe tanto, al punto de estar tan pendiente de su evolución, de sus progresos... al punto de tenerlo presente diariamente, escuchar su música regularmente, enviarle mentalmente luz y buena vibra...
Hoy me convierto en la persona de la que, hasta hace no mucho, me cagaba de risa: aquellos que usan la web para enviar mensajes "divinos" a otras personas, vivas o no. Y como Gustavo anda boyando sabrá jebús por dónde, me conecto a través de palabras escritas en nada, que van a quedar boyando por el universo virtual... a lo mejor se encuentran. Fuerza, flaco!! Despertate...


La tinta no secó, y en palabras dije tantas cosas...
pero en mi corazón todavía queda tanto por decir!
No me voy... me quedo aquí...!

10 may 2011

Cosas boludas que me pregunto

La cosa es que estoy apestada. No se bien qué será... pero es como lo habitual de esta época del año: mocos, dolor de cabeza, y otras asquerosidades que el otoño/invierno trae aparejadas. Cuando anoche alguien me preguntó "Cómo estás?" contesté "Hecha percha". Rara mi respuesta, porque de hecho, odio ese tipo de frases pelotudas... al momento de decir la última letra me estaba puteando internamente por tarada. Y me quedó haciendo ruido: hechapercha...hechapercha... qué carajo quiere decir eso??? Conclusión a la que arribé: una está tan mal que se termina convirtiendo en un ser inanimado que transporta indumentaria de un lugar a otro. Con ese criterio, también podría decir que estoy "hecha maniquí", no?